Bea
Cuando, andando, una morena se avecina
y su talle por la calle se cimbrea,
esa es Bea, nuestra Cuca, la vecina.
Dieznoslibre no tendrá nunca el desliz
de perder a una actriz de ese calibre.
Para Bea, la voz de su Iphone. Animas el salón cuando llegas.
Conmueves nuestros correos cuando escribes.
Derogas la ley de la gravedad cuando bailas.
Y en eso, no haces teatro. ¡Contigo la troupe alucina, vecina!
Bita
Este maño que siempre acepta el reto,
es variado y no es tacaño en el registro.
Como actor, es discreto, culto y listo,
pero te hace mil cambios al libreto,
que, pa eso, es tozudo como un maño.
A Bita, que sube la vida misma a la escena
sin rebajar ninguna de las dos.
Candela
Campeona en el green y en pasarela,
una tímida niña te palpita
y reverbera en tus ojos al mirar.
¡La seguiríamos por tierra y por mar
si se fuera con otro Candelita!
Mamen: tu entrega es un ejemplo. Tu naturalidad, un lujo.
Tu sonrisa, un espectáculo. Lo único de diseño
en ti es el acento murcianico de Calasparra.
Carmen & Angel
De la escena, verdadera carcelera,
vampiresa del que mira, Carmen Logan,
te echa el lazo con vaivenes que te apresan,
te retiene con andares que cautivan,
te silencia con miradas que interrogan
Para Carmen, comprometida, rítmica y volátil.
La fatal Pastelito. Nuestra garganta de plata. ¡La Logan!
Y para Ángel, surtidor de eficiencia y coordinación.
Inasequible al desaliento ante una farándula caótica y bullanguera.
Tú nos mostraste el trabajo en la sombra y los resultados a la vista.
Con todo nuestro cariño a los dos.
Diego
Ingeniero, buen tenor y vinatero,
el puntito de relax nos lo mantuvo
con su vino, que consigue que te calmes.
Y apasiona el ingeniero por un tubo
porque hace un buen saxo con empalmes.
No insistes en llevar la voz cantante, pero eres el único
capaz de una segunda voz. Eres mesurado, discreto,
pragmático y contenido, ¿Qué pintas tú entre actores?
Héctor
Benjamín de los actores por su edad,
Héctor muestra seriedad, buenos reflejos
y un saber relacionarse con estilo.
La presencia de este niño entre los viejos
nos inyecta sangre fresca en el asilo.
Para Héctor, tan joven y tan lanzado, tan formalito y tan irónico,
tan educado y tan cachondo. Entre semana, tus compañeros no pasan
de los 25. Y los domingos, no cumplen los 50.
A eso se le llama saber alternar.
Javier
En las cenas es, hablando, Cicerón.
Y Fernando Fernán Gómez de la escena.
Es un brote de ocurrencias a raudales,
es en leyes y en artes, Ateneo.
Y es azote de los neo liberales.
Tan prolijo y tan variado es su quehacer
que de no tener a quien nos diera tanto
haría falta inventarse a otro Javier.
Al gran Colón. Al gran Pernías. Todos los personajes de vista larga
tienen mucho de ti, aunque no necesariamente sean tan buenas personas.
Luis
Gran cantante y actor perfeccionista,
te creíamos rojeras militante
hasta el día en que pillamos el secreto
de por qué hacías tan bien de comunista:
Siempre has sido comunista de libreto.
Y serás siempre el gran Luís, que es lo importante.
A este veterano de Dieznoslibre, a este amigo de la casa,
a este hermano del alma… no hay casi que decirle nada.
Marta
Con encanto y desparpajo rutinario,
poco a poco, el escenario es tu camino.
Refrenando tu pasión –o al contrario-,
tus papeles van trenzando un rosario
muy variado del eterno femenino.
Dice el Libro que “los últimos serán los postreros”.
No siempre llegas la última, pero siempre traes los postres y la alegría.
Mónica
Destacada en tu carrera financiera,
y una fiera en cartera de intereses,
el que ha estado contigo en estos meses
pudo ver que, en tu función cabaretera,
aún despiertas más profundos intereses.
Si “en la mesa y en el juego se conoce al caballero”,
en este juego hemos podido conocer lo que hay en ti de auténtica señora,
de niña juguetona y de amiga generosa. Gracias por darnos todo eso.
Queches
Su dualismo sigue metas ambiciosas.
Y, como él tiene jeta que te pasas,
un teatro o un juzgao le dan lo mismo.
Es tan bueno declamando cuatro cosas
como lo es pleiteando en Cuatrecasas.
A nuestro Queches, que agota la admiración
de su padre y su madrastra.
Saimon
Cuando Saimon se coloca al piano
la obra cobra dimensión profesional.
Siempre cubre y disimula con su mano
lo que queda chabacano o sale mal.
¡Menos mal que está Saimon al piano!
Para nuestro queridísimo Saimon, siempre con esa solvencia
y esa modestia del único que es profesional entre nosotros.